ARTÍCULO ORIGINAL

 

Efecto de la fertilización nitrogenada en siembras tempranas y tardías de maíz sobre el rendimiento, el peso de granos y el peso hectolítrico

Effect of nitrogen fertilization on yield, grain weight and test weight of early and late corn 

Efeito da fertilização nitrogenada na semeadura de milho precoce e tardia sobre o rendimento, o peso dos grãos e o peso

 

Incremona, Miriam Etel; González, Alicia ; Romagnoli, Miriam Susana; Papucci, Santiago; Tuttolomondo, Gabriel


Facultad de Ciencias Agrarias – Universidad Nacional de Rosario

 

Fallecida

 

miriam.incremona@gmail.com

 

D.O.I.:  https://doi.org/10.35305/agro39.e016

 

Recibido:  21/06/2021   Aceptado: 20/12/2021

 

 

Resumen

En el cultivo de maíz, el manejo cultural ha ido modificándose, permitiendo explorar las capacidades del cultivo y mejorar la sustentabilidad de nuestros suelos. El objetivo fue evaluar el efecto de la fertilización nitrogenada en diferentes momentos de siembra, sobre el rendimiento, peso del grano y peso hectolítrico. El ensayo se llevó a cabo con un diseño en bloques completos aleatorizados: tres campañas (C) (15/16, 16/17 y 18/19) y en tres fechas de siembra por campaña. Los tratamientos fueron tres niveles de nitrógeno: N0: sin agregado de N; N75: 75kg N.ha-1 y N150: 150 kg N. ha-1, en V5 –V7. En las campañas evaluadas, las precipitaciones en el período crítico fueron mayores en el Maíz tardío con respecto al Maíz temprano, y las temperaturas medias del aire más bajas. El Maíz de segunda fue el que más bajos rendimientos (R) presentó. La disponibilidad hídrica fue la limitante. Los rendimientos medios (Rm) en las C15/16 y C18/19 no difirieron entre sí, mientras que la C16/17 fue un 21% menor que la C18/19. La C15/16 y C16/17, los tratamientos N150 y N75 presentaron Rm similares. El N0 mostró un Rm significativamente menor que los otros niveles de nitrógeno. En la C18/19, el Rm de cada uno de los niveles de nitrógeno aplicado difirió significativamente de los otros niveles analizados. Hubo una respuesta positiva frente a la fertilización nitrogenada pero correlacionada con el ambiente. En las condiciones evaluadas, el maíz tardío constituyó una opción válida para presentar una mejor disponibilidad hídrica del cultivo. Los maíces de segunda, a pesar de sus bajos rendimientos relativos representaron una opción aceptada para un mayor aprovechamiento de recursos

 

Palabras claves: ambiente; manejo; número de granos

Abstract
Changes in corn cultural management have allowed us to explore the crop capabilities and improve the sustainability of our soils. The objective of this work was to assess the effect of nitrogen fertilization on yield, grain weight, and test weight of corn sown at different dates. The trial was carried out using a randomized complete block design: three growing seasons (2015-16, 2016-17 and 2018-19), and three sowing dates per growing season. The treatments were three levels of nitrogen: N0 (no added N); N75 (75kg N.ha-1 ), and N150 (150 kg N.ha-1), in V5 –V7. In the evaluated growing seasons, rainfall during the critical period was higher in late corn than in early corn, and average air temperatures were lower. Late corn had the lowest yields (Y). Water availability was the limiting factor. Mean yields (MY) were similar in 2015-16 and 2018-19, but  21% lower in 2016-17 than in 2018-19.  In 2015-16 and 2016-17, similar mean yields were obtained with N150 and N75 treatments. N0 showed a significantly lower MY than the other nitrogen levels. In 2018-19, the MY for each of the nitrogen treatments differed significantly from the other levels analyzed. The positive response to nitrogen fertilization was correlated with environmental conditions. Under the evaluated conditions, late corn was a valid option to improve water availability for the crop. Despite the low relative yields obtained, late sowing allowed a better use of resources.

Keywords: environment; crop management; grain number

 

Resumo

No cultivo do milho, os tratos culturais vem mudando, permitindo-nos explorar as capacidades da cultura e melhorar a sustentabilidade dos nossos solos. Objetivou-se avaliar o efeito da fertilização com nitrogênio, em diferentes momentos de semeadura, sobre o rendimento, peso de grãos e peso hectolítrico. O experimento foi realizado em blocos completos de maneira aleatória: três campanhas (C) (15/16, 16/17 e 18/19) e em três datas de semeadura por campanha. Os tratamentos foram três níveis de nitrogênio: N0: sem adição de N; N75: 75 kg N.ha-1 e N150: 150 kg N.ha-1, em V5 –V7. Nas campanhas avaliadas, as precipitações no período crítico foram maiores no Milho tardio em relação ao Milho precoce, e as temperaturas médias do ar foram menores. O milho de segunda classe foi o que apresentou os menores rendimentos (R). A disponibilidade hídrica foi o fator limitante. Os rendimentos médios (Rm) nas C15/16 e C18/19 não diferiram entre si, enquanto a C16/17 foi 21% inferior à C18/19. Nas C15/16 e ​​C16/17, os tratamentos N150 e N75 apresentaram Rm semelhantes. O N0 mostrou um Rm significativamente menor do que os outros níveis de nitrogênio. Na C18/19, o Rm de cada um dos níveis de nitrogênio aplicado diferiu significativamente dos demais níveis analisados. Houve uma resposta positiva à fertilização nitrogenada, mas correlacionada com o ambiente.  Nas condições avaliadas, o milho tardio foi uma opção válida para apresentar uma melhor disponibilidade hídrica da cultura. O milho de segunda classe, apesar de seus baixos rendimentos relativos, representou uma opção aceita para um melhor uso dos recursos.
 
Palavras-chave: ambiente; manuseio; número de grãos
 
Introducción

El cultivo de maíz, con más de 9,5 millones de hectáreas sembradas y 58 millones de tn de producción, ocupa el primer lugar en la producción de granos de Argentina (MAGPyA). Estos datos ponen en evidencia la relevancia económica que tiene este cultivo para nuestro país, sumado a su importante contribución a la sustentabilidad de la capacidad productiva de nuestros suelos. Son las provincias de la región pampeana las que concentran la mayor superficie sembrada y producción de este cereal (Storti, 2019), región que se ha caracterizado por cambios relevantes en el sistema de producción del cultivo, lo que ha permitido ampliar considerablemente la superficie sembrada.

 

Dentro de las prácticas de manejo que permiten optimizar y/o estabilizar el rendimiento de los cultivos, la elección de la fecha de siembra y del genotipo se encuentran entre las de mayor relevancia (Andrade y Cirilo, 2000; Cancio, 2018; López Sabando et al., 2019). La fecha de siembra tradicional de maíz, considerada como fecha temprana, es la efectuada desde fines de agosto hasta mediados de octubre. No obstante, en los últimos años las siembras tardías (siembras de diciembre) aumentaron significativamente (Otegui y Mercau, 2018; Gayo y López, 2018). Dentro de la posibilidad de siembras tardías podemos considerar dos alternativas: que se siembre luego de un barbecho largo (maíces tardíos) o que se siembre inmediatamente luego de otro cultivo (maíz de segunda; Bert y Satorre, 2012; Vega et al., 2017; Salvagiotti, 2017; Cazorla, 2019).

 

Los cambios en la fecha de siembra condicionan el crecimiento y desarrollo del cultivo (Otegui et al., 1996; Andrade y Cirilo, 2000; Otegui y Pereyra, 2003) por lo que es necesario efectuar modificaciones en el manejo de las siembras tardías respecto al maíz temprano. Para cada ambiente productivo considerado, las interacciones que se generan entre el genotipo y el ambiente van a impactar sobre la fenología y el crecimiento de los cultivos, y por ende sobre el rendimiento (Cancio, 2018; Guevara, 2010). La necesidad de adecuar el manejo responde a dos motivos principales: el nivel de rinde objetivo o esperado es diferente, y las condiciones ambientales abióticas (agua, temperatura, radiación y nutrición) (Maddonni, 2017) y bióticas (plagas, enfermedades y malezas) exploradas también lo son.

 

El rendimiento puede ser desagregado en sus componentes numéricos: número de granos/m2 (NG) y peso de granos (PG) (Martínez Álvarez, 2015). Ante las modificaciones que pueden presentarse en el ambiente de producción el NG explica las mayores variaciones en el rendimiento (Cirilo y Andrade, 1994; Otegui, 1995; Cantanero et al., 2000; Cirilo et al., 2001; López Sabando et al., 2019). El NG se determina alrededor de la floración (15 días prefloración y 15 días postfloración) (Otegui y Bonhomme, 1998), considerado crítico para el cultivo, definiendo como tal al período en el cual reducciones en la tasa de crecimiento impactarán significativamente sobre el rendimiento, siendo responsable de las mayores variaciones del mismo (Kiniry y Ritchie. 1985; Otegui et al., 1995; Andrade, et al., 1996, Carcova et al., 2003). El NG puede ser afectado tanto por modificaciones en la fecha de siembra como por la densidad de plantas, dado que estas prácticas inciden sobre la radiación incidente, la capacidad de interceptarla, la actividad fotosintética y por ende sobre el crecimiento del cultivo (Eyhérabide, 2015). En función de esto, es lógico pensar que, ante cambios en la fecha de siembra, los rendimientos potenciales se verán modificados (Cantarero et al., 2000).

 

En gran parte de nuestro país, un maíz sembrado tempranamente, en ausencia de limitantes hídricas y nutricionales, posee mayor potencial de rendimiento que uno sembrado de forma tardía (Ferraguti et al., 2016). Estos cultivos suelen atravesar el período crítico en mejores condiciones térmicas y bajo la mayor oferta anual de radiación solar (diciembre), lo que se traduce en altas tasas de crecimiento y, por ende, en un mayor número de granos fijados. (Otegui y Bonhomme, 1998; Cantarero et al., 1999; Andrade et al., 2000; Otegui et al., 2002; Forjan et al., 2014; López Sabando et al., 2019). En las siembras tempranas, el llenado también transcurre bajo mejores condiciones de radiación y temperatura, lo que genera una mayor disponibilidad de fotoasimilados por grano, y con ello altos valores de peso de grano (Cirilo et al., 2001).

 

En siembras tardías las condiciones de radiación y temperatura durante el período post-floración son de inferior calidad a las exploradas en fechas de siembra tempranas. En estos casos se reduce la producción de materia seca durante el período crítico y el llenado, limitando la disponibilidad de recursos por planta, y en consecuencia se define un menor peso de granos (Cirilo y Andrade, 1994; Tollenaar et al., 1977; Cantarero et al., 2000; Cirilo, 2001; Cerrudo et al., 2014; Bonelli et al., 2016).

 

Otro factor clave en la determinación del rendimiento es el agua, dado que la disponibilidad hídrica durante el período crítico del cultivo está positivamente asociada al rinde. La ocurrencia de un estrés hídrico durante esa etapa, de máxima demanda de agua y nutrientes, tiene un fuerte impacto sobre el rendimiento (Hall et al., 1992; Cirilo et al., 2001; Mercau, 2017). En las siembras tempranas, donde las probabilidades de atravesar deficiencias hídricas durante el período crítico son mayores, se han encontrado rendimientos elevados en campañas con buena disponibilidad de agua, y rendimientos muy bajos ante una sequía (Forjan y Manso, 2013; Martínez Álvarez, D. 2015, Papucci, et al., 2016). Por el contrario, en las siembras tardías esa etapa transcurre durante los meses de febrero-marzo, donde las menores temperaturas y las mayores precipitaciones generan un escenario hídrico más favorable. Si bien las siembras tardías muestran potenciales de rendimiento comparativamente más bajos, al ser menores las probabilidades de un stress hídrico durante el período crítico del cultivo, su estabilidad, a través de las distintas campañas, es mayor (Andrade y Cirilo, 2000; Otegui, y López Pereira, 2003; Bert y Satorre, 2012; Borda, 2014; Díaz Valdez, et al., 2014).

 

Otro aspecto a considerar en la expresión del rendimiento es la existencia de deficiencias nutricionales, problemática que conduce a que el rinde alcanzable se aleje del potencial. El maíz requiere cantidades considerables de nitrógeno (N) y fósforo (P), nutrientes deficitarios en gran parte de las zonas de producción del cultivo, por lo que el agregado de los mismos a través de la fertilización se ha vuelto una práctica imprescindible para el sostenimiento de altos rendimientos (Papucci et al., 2016). En cuanto a los requerimientos de nitrógeno, en maíz están alrededor de los 20 a 25 Kg de N (43 a 54 Kg de urea) por cada tonelada de grano producido (Andrade et al., 2000; García, 2005; Correndo y García, 2013).

 

En cuanto a los niveles de fertilización necesarios para maximizar los rindes, se presentan diferencias entre ambos sistemas. En los sistemas de producción en donde el maíz se incorpora en la secuencia como cultivo de segunda o sembrado en fechas tardías, la dinámica del nitrógeno se verá afectada no sólo por el efecto del cultivo antecesor sino también por la mineralización del N de la materia orgánica. En este caso, el cultivo de maíz se implantará en una época de mayor disponibilidad de agua y mayores temperaturas por lo que, en maíces tardíos, los niveles de N y P en el suelo a la siembra, suelen ser más altos que en los maíces tempranos (Bert y Satorre, 2012; Pautasso, et al., 2018). En los maíces tardíos el potencial de rinde es menor, por lo que cabría esperar que los requerimientos nutricionales también lo fueran, lo que se traduce en menores niveles de N y P objetivo para este tipo de cultivo (Otegui, 2002). No obstante, se han observado casos en la región pampeana en donde los cultivos tardíos alcanzan altos rendimientos, con lo cual las exigencias nutricionales también lo serían. Sin embargo, teniendo en cuenta la mayor dotación de nutrientes y los menores requerimientos de los maíces tardíos, las dosis de fertilizantes a emplear suelen ser más bajas que la empleada en las siembras tempranas, lo que redunda en menores costos de fertilización (Bert y Satorre, 2012). Es conocido que la fertilización nitrogenada permite no sólo aumentar los rendimientos debido a un mayor número y peso de grano, sino que también mejora la calidad física del grano, aumentando el peso hectolítrico, en años sin déficit hídricos marcados (Papucci, 2008; Salvagiotti, 2010).

 

En el presente trabajo se planteó como objetivo evaluar el efecto de diferentes momentos de siembra y niveles de fertilización sobre el rendimiento, el peso de granos y el peso hectolítrico en el cultivo de maíz.

 

Materiales y Métodos.

El ensayo se condujo en la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Rosario ubicada en la localidad de Zavalla, Santa Fe (Long. O 60º 53’; Lat. S 33º 01’), bajo un clima subhúmedo-húmedo. El híbrido de maíz utilizado fue el ACA 470 VT TRIPLE PRO, sembrado en las campañas 2015/16, 2016/17 y 2018/19 sobre un suelo Argiudol vértico, serie Roldán. Las fechas de siembra para la primera campaña (2015/2016) fueron: 03/09/2015 para el maíz temprano (MAÍZ 1º), sobre trigo/soja como antecesores, y 11/12/2015 para maíz tardío (MAÍZ T) y de segunda (MAÍZ 2º), sobre trigo/soja como antecesor en el primer caso y sobre rastrojo de trigo en el segundo. Para la segunda (2016/2017) y tercera campaña (2017/2018) las siembras del MAÍZ 1º se efectuaron el 16/09/2016 y el 16/10/2018, respectivamente, sobre maíz tardío como antecesor. Las siembras para el MAÍZ T (sobre trigo/soja como antecesor) y MAÍZ 2º (sobre rastrojo de trigo) se realizaron el 11/01/2017 y el 26/12/2018, respectivamente.

 

En cada ambiente (MAÍZ 1º, MAÍZ T, MAÍZ 2º) los tratamientos fueron parcelas con tres niveles de nitrógeno (N0: sin agregado de N; N75: 75kg N. ha-1 y N150: 150 kg N. ha-1), siendo la fuente de nitrógeno fue urea aplicada al voleo cuando el cultivo tenía entre 5 y 7 hojas (V5-V7) según la escala de Ritchie y Hanway, 1989. Todos los cultivos contaron con una fertilización base de fósforo (MAP - Fosfato monoamónico) para que este nutriente sea no limitante.

 

Se utilizó un diseño en bloques completos aleatorizados con tres repeticiones. La unidad experimental constó de 6 surcos a 0,52 m por 9,00 m de largo en secano. Se cosecharon 5 m2 de los dos surcos centrales, midiéndose el rendimiento de grano corregido a 14 % de humedad (REND), el peso de 1000 granos (P1000) a través de dos muestras de 250 granos, y el peso hectolítrico (PH) mediante la balanza de Schopper.

 

Para evaluar las condiciones climáticas durante la ontogenia del cultivo se utilizaron los datos obtenidos de la Estación Meteorológica de la Facultad de Cs. Agrarias de la UNR, distante a 100 m del ensayo. En la Figura 1 y Figura 2 se muestran la distribución de las lluvias y las temperaturas medias del aire durante todo el ciclo del cultivo, en las tres campañas, como también los valores medios históricos de las precipitaciones (1973 – 2017) (Material suplementario).

 


Figura 1: Distribución de las precipitaciones durante el ciclo del cultivo en las Campañas: 15/16; 16/17 y 18/19.

 

 


Figura 2: Distribución de las Temperaturas medias en °C durante el ciclo del cultivo en las Campañas: 15/16; 16/17 y 18/19.

 

Las variables fueron analizadas mediante ANOVA y las medias de los tratamientos de REND se compararon a través del test de comparaciones Tukey-Kramer, mientras que para el P1000 y PH se utilizó el test de Duncan (p≤ 0,05) (Box et al., 2011).

 

Resultados y Discusión

 

Condiciones climáticas en las tres campañas analizadas


Campaña 2015/16

Durante la campaña 2015/16 las precipitaciones de agosto a diciembre fueron entre normales a superiores respecto a la media histórica y desde enero hasta abril estuvieron por encima de los valores medios históricos (Figura 1).

 

En esta campaña, el MAÍZ 1º, se sembró el 03/09/2015, por lo que, el período crítico del cultivo transcurrió durante mediados de diciembre, mes donde las precipitaciones fueron de 56,8 mm y las temperaturas medias resultaron un poco más altas que en las otras dos campañas (25,2°C) (Figura 2). En los sesenta días posteriores a R1 (emergencia de los estigmas) las precipitaciones fueron de 164,1 mm y de 24,6°C las temperaturas medias. Estos datos ponen en evidencia que, para la siembra temprana, tanto las precipitaciones como las temperaturas observadas permitieron que el cultivo creciera y se desarrollara sin limitantes agroclimáticas.

 

En el MAÍZ T y MAÍZ 2º el período crítico ocurrió a mediados de febrero. Durante esta etapa, se registraron precipitaciones superiores (236,3 mm) a las observadas para la siembra temprana, aunque con temperaturas medias del aire menores (23,8 °C). Durante el período de llenado de granos las precipitaciones fueron altas (430,7 mm) y las temperaturas medias de 21,3 °C.

 

Campaña 2016/17

En la campaña 2016/17 el período crítico (30 días alrededor de la floración) se produjo a mediados de diciembre. En esta campaña, las precipitaciones ocurridas hasta floración en el MAÍZ 1º fueron inferiores al promedio histórico (Figura 1). Las temperaturas medias del aire para el MAIZ 1º fueron más bajas que en la campaña anterior (21,8°C), para las siembras tardías y de segunda la temperatura media en ese período fue de 22,7°C (Figura 2). Las lluvias durante el periodo de llenado de granos 317,2 mm y las temperaturas medias del aire fueron semejantes al promedio histórico (Figura 2).

 

En los MAÍZT y MAÍZ 2º el período crítico transcurrió a principios de marzo. Las precipitaciones fueron normales y la temperatura media en ese período fue levemente superior al promedio histórico (Figura 1 y Figura 2). En el período de llenado de granos las precipitaciones y las temperaturas medias fueron superiores al promedio histórico.

 

Campaña 2018/19

En la campaña 2018/19, las precipitaciones en los 30 días alrededor de R1 (10/01/2019) fueron de 132,7 mm y las temperaturas medias de 22 °C, inferiores al promedio histórico. Las lluvias durante el llenado de granos fueron de 323,7 mm y las temperaturas medias de 22,3°C (Figura 1 y Figura 2).

 

La siembra de los MAÍZ T y MAÍZ 2º se realizó el 26 de diciembre de 2018. Las precipitaciones en R1 (28/02/2019) fueron de 189,5 mm y las temperaturas medias del aire iguales o inferiores al promedio histórico. En el período de llenado de granos los valores de precipitaciones y temperaturas medias fueron de 197,2 mm y 18,7 °C (Figura 1 y Figura 2).

 

Rendimiento

El análisis combinado de la variable REND se muestra en la Tabla 1. Se observan diferencias significativas (p<0,05) en la interacción campaña por tratamiento y para los factores principales tipo de siembra, campaña y tratamiento (p<0,01).

 

Tabla 1: Análisis combinado de las tres campañas de las variables rendimiento, peso hectolítrico y peso de 1000 y su interacción: campaña por tratamiento y para los factores principales tipo de siembra, campaña y tratamiento.

 

La media de REND del MAÍZ T fue significativamente mayor que la del MAÍZ 1º (Figura 3). En las tres campañas las precipitaciones durante el período crítico fueron mayores en el MAIZ T que en el MAIZ 1º y las temperaturas medias del aire más bajas. La disponibilidad hídrica se evidenció como la principal limitante para la expresión del rendimiento del MAÍZ 1°, tal como lo indicaran Bert y Satorre (2012); Otegui y Mercau (2018); Forjan y Manso (2013); Martínez Álvarez (2015); Papucci, et al., (2016) y Maddoni (2017); Ferraguti (2018). Por otro lado, la media del MAIZ 2º presentó los menores rendimientos, de forma coincidente con lo encontrado por Ross (2017). Las peores condiciones foto-termales bajo las cuales transcurrió el período crítico en estas siembras, y la inclusión de un cultivo antecesor invernal (trigo) que redujo la dotación inicial de nutrientes y el contenido hídrico del suelo, pueden explicar estos resultados.

 


Figura 3: Rendimiento promedio en Kg/ha en los tres momentos de siembra: Maíz de Primera (MAIZ 1°); Maíz de Segunda (MAIZ 2°) y Maíz Tardío (MAÍZT).

 

Los REND medios, según nivel de nitrógeno y campaña, no mostraron diferencias significativas en las campañas 2015/16 y 2018/19, mientras que en la campaña 2016/17 (asociado a la menor disponibilidad hídrica durante dicha campaña) fue un 21% menor que la campaña 2018/19 (Figura 4 y Tabla 2).

 


Figura 4: Rendimiento medio según el nivel de nitrógeno y campaña (kgha-1)

 

Tabla 2: Rendimiento medio según el nivel de nitrógeno y campaña (kgha-1)

 

El REND de los tratamientos difirió según la campaña analizada (p<0.05). En las campañas 2015/16 y 2016/17 los tratamientos N150y N75 no presentaron REND significativamente diferentes. El tratamiento N0 mostró un REND significativamente menor que los otros niveles de nitrógeno.

En la campaña 2018/19, el REND de cada uno de los niveles de nitrógeno aplicado difirió significativamente de los otros niveles analizados (Tabla 2). Estas diferentes respuestas encontradas en función de las campañas conducen a pensar que es necesario, como plantea Salvagiotti (2010), definir con mayor precisión los ambientes de producción de maíz.

 

Peso de 1000 granos

 

El P1000 varió desde 144 g (tratamiento testigo del MAIZ 2º, en la campaña 16/17) a 297 g (tratamiento de 150 kg N. ha-1 del MAIZ 1º, en la campaña 18/19).

 

El tipo de siembra influyó sobre P1000, en el MAÍZ 1º el valor de esta variable fue significativamente mayor (p<0,05) al MAÍZ T y al MAÍZ 2°, presentando este último el P1000 más bajo (207 grs) (Figura 5). Podemos inferir que este resultado está asociado a las mejores condiciones de radiación y temperaturas, a las que se expone el período de llenado, en las siembras tempranas (MAIZ 1°). Esta situación se traduce en una mayor disponibilidad de fotoasimilados por grano, y con ello granos con mayor peso, comportamiento que fue señalado por otros autores como Andrade y Cirilo (2000); Cantarero, et al., (2000); Cirilo, et al., (2001); Ferraguti, (2013); Forján, et al., (2014); Papucci, et al., (2016). Las condiciones foto-termales se vuelven menos favorables durante el llenado del MAÍZ 2º, por lo que éstos detentan los menores valores de P1000 en todos los tratamientos. Esta respuesta ha sido también señalada por otros autores como Bonelli, et al., (2016); Vega, et al., (2017) y Otegui y Mercau (2018).

 

El P1000 no mostró diferencias significativas en las campañas 2015/16 y 2018/19, siendo la campaña 2016/17 la que presentó el menor P1000 (asociado a la menor disponibilidad hídrica durante dicha campaña), y difirió significativamente (p<0,05) de las campañas antes mencionadas (Figura 6 y Tabla 3).

 

Tabla 3: Análisis medio del Peso de 1000 gramos en la interacción campaña por tratamiento.

 


Figura 5: Peso de 1000 granos en gramos (grs) en tres momentos de siembra: Maíz de Primera (MAIZ 1°); Maíz de Segunda (MAIZ 2°) y Maíz Tardío (MAIZ T).

 


Figura 6: Peso de 1000 granos en gramos (grs) en las Campañas: 2015/16; 2016/17 y 2018/19

 

En lo referido a las dosis de nitrógeno, el P1000 se incrementó significativamente (p<0,05) a medida que se aumentó la dosis de nitrógeno. La magnitud del incremento fue del 9% con las dosis de 75 kg N. ha-1 y del 17% con las dosis de 150 kg N. ha-1 (Figura 7). Esta correlación positiva fue confirmada por Papucci (2008, 2016).

 


Figura 7: Peso de 1000 granos en gramos (grs) con tres tratamientos de fertilización: N0: sin agregado de Nitrógeno; N75: 75kg.ha-1 de Nitrógeno y N150: 150 kg. ha-1 de Nitrógeno

 

Peso hectolítrico (PH)

 

El PH fue una variable muy estable, solo se observaron diferencias entre las campañas (Tabla 4). La campaña 2016/17 fue la que mostró un PH significativamente menor que en las otras dos campañas analizadas (p<0,05). Este menor peso fue un 5% menor que en la campaña 2015/16 (campaña 2015/16:76,6 vs campaña 2016/17: 73,2). La campaña 2016/17 fue la que contó con la menor disponibilidad hídrica, lo que explicaría el menor PH obtenido en la misma, en coincidencia con lo observado por Papucci et al., (2008).

 

Tabla 4: Valores medios para el Peso hectolítrico en las campañas: 15/16, 16/17 y 18/19 y su respuesta a los diferentes niveles de Nitrógeno: N0; N75 y N150

 

Conclusiones

 

Los resultados obtenidos en este trabajo permitieron demostrar que, si bien existe una respuesta positiva a la fertilización nitrogenada, la magnitud de la misma varía con el ambiente productivo. De esta manera, resulta fundamental realizar una caracterización precisa del ambiente, incluyendo variables climáticas durante etapas claves del cultivo, tales como el periodo crítico y de manejo, determinando con mayor certeza el potencial del ambiente productivo que permitirá ajustar con mayor precisión los niveles de fertilización.

 

La producción de maíz en secano, donde la principal limitante es la disponibilidad hídrica, el maíz tardío se presenta como una opción válida para sortear este riesgo. Si bien las condiciones ambientales durante el período crítico fueron de menor potencial, al ser menores las probabilidades de sufrir estreses hídricos y térmicos, se puede alcanzar un número de granos más estable. Las peores condiciones de radiación y temperatura bajo las cuales transcurrió el llenado, hacen que el peso de los granos sufriera marcadas reducciones. Con respecto al PH, otro parámetro a considerar fue la dosis de nitrógeno incorporada al cultivo, aunque teniendo en cuenta la disponibilidad hídrica durante el periodo crítico.

 

En cuanto a los Maíz de 2ª, estos resultaron con bajos rendimientos e importantes respuestas a la fertilización por lo que podemos pensarlo como una opción muy dependiente del manejo nitrogenado. Además, esta fecha presentó los rendimientos más heterogéneos en términos relativos, factor que puede asociarse con el cultivo antecesor y la disponibilidad de inicial de recursos.

 

Agradecimientos

 

Dedicamos a nuestra compañera Alicia González, este trabajo de investigación, valorando su esfuerzo y pasión en la realización del mismo.

 

 

Bibliografía

 

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